ANASTASIA ROMANOV O ANNA ANDERSON
La historia de dos mujeres unidas por una misma vidaAnastasia Romanov o Anna Anderson: El misterio de la última Romanov

En los turbulentos años posteriores a la Revolución Rusa, surgió una historia que cautivó al mundo: la posible supervivencia de Anastasia Romanov, la hija menor del último zar de Rusia. Esta es la crónica de cómo una mujer llamada Anna Anderson reclamó ser la gran duquesa desaparecida, desatando décadas de misterio, controversia y finalmente, una revelación científica.
El misterio comienza
Oficialmente, Anastasia Romanov fue ejecutada junto a su familia en la noche del 16 al 17 de julio de 1918 en Ekaterimburgo. Sin embargo, pronto circularon rumores sobre la posible supervivencia de alguno de los miembros de la familia imperial. Un soldado llamado Tschaikovsky afirmó haber rescatado a una de las hijas del zar, gravemente herida, y llevarla a Rumanía para su recuperación.
En 1920, una joven fue rescatada cuando intentaba suicidarse en el puente del río Spree en Berlín. Ingresada en un sanatorio mental, comenzó a afirmar ser Anastasia Romanov, la única superviviente de la familia imperial rusa.
Anna Anderson: ¿Impostora o auténtica Romanov?

Anna Anderson, una joven de unos veinte años de ascendencia rusa, emergió en la escena pública reclamando ser la gran duquesa Anastasia. Su aparición generó un revuelo internacional, especialmente entre los monárquicos rusos exiliados que veían en ella una esperanza para restaurar la dinastía Romanov.
Muchos quedaron impresionados por su parecido físico con la auténtica Anastasia y por sus detallados conocimientos sobre la vida en la corte imperial. Incluso la abuela paterna de Anastasia, la zarina viuda Maria Feodorovna, mostró inicialmente reconocimiento hacia Anderson, aunque posteriormente expresó dudas.
Anastasia Romanov: La verdadera historia
La trágica noche en Ekaterimburgo
Tras la revolución, la familia imperial fue confinada primero en Siberia y luego trasladada a una casa en Ekaterimburgo. En la madrugada del 17 de julio de 1918, fueron llevados al sótano con el pretexto de tomar una fotografía familiar. Allí, un pelotón de fusilamiento bolchevique acabó con sus vidas.
Los cuerpos fueron rociados con ácido sulfúrico y enterrados secretamente en un bosque cercano, en un intento por hacer desaparecer todo rastro de la familia imperial.
La vida de Anna Anderson
Anna Anderson pasó décadas intentando probar su identidad como Anastasia. En 1938 llevó su caso a los tribunales alemanes, generando un juicio mediático que duró años. Finalmente, en 1968, se casó con el historiador estadounidense John "Jack" Manahan, veinte años menor que ella, y se trasladó a vivir a Virginia.
Anderson falleció en 1984 en Alemania a los 83 años, habiendo mantenido hasta el final su afirmación de ser Anastasia Romanov.
La verdad sale a la luz
En los años 90, los avances en tecnología de ADN permitieron resolver definitivamente el misterio. Los restos de la familia imperial fueron encontrados y autenticados, incluyendo los de Anastasia. Las pruebas genéticas en muestras de Anna Anderson demostraron que no tenía relación con los Romanov.
Las investigaciones revelaron que Anderson era en realidad Franziska Schanzkowska, una obrera polaca nacida en 1896 que había desaparecido en 1920. Probablemente, tras sufrir un trauma psicológico, adoptó la identidad de Anastasia influenciada por las historias que escuchó sobre los Romanov.
En la cultura popular
- Anastasia (1956) con Yul Brynner, dirigida por Anatole Litvak
- Anastasia (1997) película animada de 20th Century Fox
- Anastasia: La vida de Anna Anderson de Peter Kurth (1995)
- Anastasia: la princesa perdida de James Blair Lovell (1998)
Epílogo
El misterio de Anna Anderson sigue fascinando como un caso extraordinario de suplantación de identidad que perduró durante décadas. Aunque la ciencia ha demostrado que Anastasia Romanov murió con su familia en 1918, la historia de Anderson sigue siendo un testimonio del poder de la esperanza y la necesidad de creer en milagros, incluso frente a la evidencia.
Hoy, Anastasia Romanov descansa con su familia en la Catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo, mientras que Anna Anderson yace bajo una lápida que reza "Anastasia Manahan 1901-1984" - un último guiño a la identidad que reclamó hasta el final.