LUIS XVII DE FRANCIA
¿Se salvó de la Revolución Francesa?

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Un niño de diez años pasó a ser rey de Francia ante la atenta mirada de la Revolución Francesa.


¿Se salvó Luis de Borbón, hijo de Maria Antonieta, de la revolución francesa a finales del siglo XVIII? Mucho se ha escrito y mucho se ha especulado de la posibilidad de que el hijo del último rey antes de que estallará la revolución se salvara y viajara por todos los continentes, donde dicen que se resguardó bajo otra identidad. Desde la época famosa de esta manifestación popular que se levantó en armas en nuestro país vecino, el paradero de Luis, un niño de diez años desaparecido en la cárcel del Temple de Paris en 1795 ha sido toda una incógnita.


Luis Carlos de Borbón y Habsburgo-Lorena, duque de Normandía –Luis XVII de Francia, nació en Versalles (Paris) el 27 de marzo de 1785. De carácter tranquilo y pacífico, este niño tuvo que hacer historia antes de lo previsto, primero al ser detenido con seis años junto a sus padres y conducidos a la cárcel del Temple de Paris desde el palacio real de las Tullerías en 1792 por orden de los revolucionarios. En cambio su hermana Maria Teresa fue enviada poco tiempo antes a Austria, bajo la tutela de su abuela la emperatriz, la única de la familia que se pudo salvar.

Posteriormente al morir su padre, Luis XVI, pasó a ser nombrado rey con tan solo ocho años en 1793. La revolución quiso acabar con los estamentos del poder, la monarquía absoluta, la nobleza y el clero. La revolución francesa fue un proceso socio-político que duró diez años, entre 1789 y 1799. Con la abolición de la monarquía, se proclama la I República, eliminando rápidamente de todas las leyes, tanto bases como decretos económicos y sociales del anterior régimen.

La nueva ideología y sus causas no le protegieron por ser un niño y fue condenado por ser el Delfín de Francia y luego por ser rey cuando su padre fue guillotinado el 21 de enero 1793. Por su corta edad, tan solo podía leer y escribir y no sabía ni de tratados ni de política. Fue una víctima de la revolución como muchos otros que se vieron en un lugar parecido al suyo.

A finales de 1793 murió su madre guillotinada.


En el Temple sufrió de enfermedades respiratorias y su delicada fortaleza le sumó a permanecer en una cama.

En 1795 se sucedió algunas noticias de que el niño-rey había logrado huir de su reclusión y coger un barco con rumbo a Argentina. Muchas personas testimoniaron ser el auténtico Luis XVII a lo largo de los últimos dos siglos y que por cuestiones de seguridad, decían protegerse bajo otra identidad para poder sobrevivir. Estas son algunas personas que se reconocieron como tal: Pierre Bienoit, Charles Guilleaume Naundorff, André Castelot o el Barón de Richemont.


EN BÚSQUEDA DE LA VERDADERA HISTORIA DE LUIS XVII:


Tras dos siglos de falsas expectativas, en la década de los 90 del pasado siglo XX, “los legitimistas franceses” necesitaban desvelar de una vez por todas, que ocurrió realmente con aquel real infante.



El historiador francés Philippe Delorme y el profesor Brinkmann llevaron a cabo esta investigación tan histórica como fascinante.

Tras morir Luis de tuberculosis, el cirujano y médico francés Pelletan, consiguió hacerle la autopsia y le extrajo a Luis el corazón. Metido dentro de un frasco con alcohol etílico lo escondió en su casa, dentro de su amplia biblioteca. El cuerpo del joven Luis fue enterrado en una fosa común del cementerio parisino de Santa Margarita, junto a otros cuerpos, sin señal de que allí descansaba Luis XVII. Tras el fallecimiento de Pelletan, el frasco fue requisado por el arzobispado de Paris y guardado dentro de sus dependencias. En 1830 durante la segunda revolución bonapartista, el palacio del arzobispado de Paris fue destruido y de entre sus ruinas, el frasco fue rescatado por el hijo de Pelletan. El corazón de Luis XVII fue cambiando de lugar durante muchos años y pasó por muy diversas manos hasta que fue entregado a Carlos de Borbón, duque de Madrid que a su vez era pretendiente al trono francés y lo guardó en su castillo vienés de Frohsdorf. Durante la Segunda Guerra Mundial, su hija se lo llevó a Italia y las hijas de ésta en 1975 se lo entregaron al duque de Bauffremont, presidente del Memorial de Francia (los mismos que organizan anualmente por octubre una misa en honor y memoria de los padres de Luis XVII, Luis XVI y Maria Antonieta). Este, al largo del tiempo se lo entrega al Cabildo de St. Denis de Paris, donde el corazón es expuesto sin nombre sobre una capilla del templo, hasta que el grupo de investigación del profesor Brinkmann pudieron rescatarlo.


LAS PRUEBAS DEL ADN:



Los profesores Ernst Brinkmann de la Universidad de Münster (Alemania) y Jean Jacques Cassiman, de la Universidad de Lovaina, fueron los elegidos para realizar las pruebas oportunas para averiguar el ADN del corazón del Temple. Ambos dieron a conocer de que de los mechones de cabello de la madre del Luis XVII que fueron encontrados gracias al enviar en vida a su madre, la emperatriz de Austria, Maria Teresa I y a los mechones de cabello de dos de las hermanas de Maria Antonieta, se pudieron comprobar realmente el ADN-

El Profesor Doctor Brinkmann, un reputado hombre de ciencias de la universidad de Münster, declaró en abril del 2000 que tanto el ADN de Maria Antonieta como del corazón de aquel muchacho del Temple coincidían plenamente. De los mechones de pelo, el profesor Brinkmann empezó a sacar el ADN para luego contra restarlo con los resultados de la autopsia y con el ADN del corazón. Efectivamente, todos heredamos de la madre unos genes y unos cromosomas- los llamados números II solo transmitidos por vía materna-, por lo que se aseguró que era un corazón de un Habsburgo.

Así mismo, se extrajo resultados del ADN de miembros vivos de los Habsburgo y de los Borbón (Rama Parma) y fueron comparados con el ADN del corazón. Carlos Manuel de Borbón-Parma que fue uno de los promotores, así como la ex reina de Rumania, Ana de Borbón-Parma que permitió que su ADN fuera comparado con el de Luis XVII.


Tras anunciar que aquel corazón era verdaderamente el del hijo de Maria Antonieta, se empezó a organizar los festejos para poder enterrarlo junto a las tumbas de sus padres en la catedral de St. Denis, a las afueras de Paris. Primeramente fue expuesto dentro de una urna de cristal antigua, pieza histórica cedida para la ocasión por el Museo del Louvre de Paris y expuesto en la iglesia real de St. Germain l’Auxerrois de Paris. El 8 de junio del 2004 (204 años después de su fallecimiento) la urna con el corazón de Luis XVII fue expuesto en St. Denis de Paris que presenció la misa funeral previsto previamente a su enterramiento. Asistieron 2.500 personas. Tres personas encabezaron a la Iglesia católica de Francia: El Arzobispo-cardenal de Tours, Monseñor Jean Honoré; el Nuncio Apostólico del Vaticano en Francia, Monseñor Fortunato Baldelli y el abad Christian Philippe Chanut. que tuvieron en su omilía unas palabras muy significativas.


Representando a los dos bandos de legitimistas monárquicos franceses pretendientes al trono de Francia, Luis Alfonso de Borbón, Duque de Anjou por la Casa Real de Borbón- Rama de los reyes españoles de los Borbones y a Enrique de Orleáns, Conde de Paris y su familia por la Casa Real de los Orleáns. Los Orleáns son los descendientes directos de Luis Felipe de Orleáns, declarado rey de Francia al acabar la Revolución Francesa y tras extinguirse la rama real francesa directa de los reyes borbónicos. La mayoría de los “monárquicos” en Paris consideran a la rama Orleáns como la legítima a heredar el trono de Francia, mientras que “otros monárquicos” franceses, consideran a los Borbones como los legítimos herederos al trono al ser descendiente directos de los reyes de Francia y de España, en caso que Francia dejara de ser una República como es en la actualidad.


Luis XVII fue enterrado al acabar las ceremonias en la cripta real de St. Dennis junto a sus padres Luis XVI y Maria Antonieta, dentro de la capilla de los reyes borbónes. El Duque de Anjou de la rama borbónica, Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordiu-considerado Luis XX de Francia por los legitimistas y descendiente directo de los reyes de España- y acompañado por su abuela paterna, Doña Emmanuela de Dampierre,- llevó en sus manos la urna con el corazón hasta la cripta real de los reyes de Francia- en St. Denis y lo depositó junto a las tumbas de sus padres, muertos durante la revolución. Su corazón yace en paz en una pequeña tumba de piedra y mármol oscura, donde está esculpida el rostro del niño y es su urna es vista a través de un cristal protegido.


PARA SABER MÁS:





Libros:

-“La habitación” Vida y Muerte del último delfín de Francia- Luis XVII- de Françoise Chandernager.

-“Luis XVII. Murió en Buenos Aires?- de Federico Zapiola.

-“El rey perdido de Francia. Revolución, venganza y la búsqueda de Luis XVII” de Deborah Cadbury.

-“Luis XVI” de Henri Robert (1929) (en español)

-“Maria Antonieta” de Stefan Zweig (2004)

-“Luis XVII” de André Castelot (en francés)

-“Luis XVII” de Abbé Henri Dupuy (en francés)

-“Memorias sobre Luis XVII” de Eduard y Naundorff (en francés).


Películas:

-“Maria Antonieta” de Sofia Coppola- en rodaje todavía en octubre 2005.





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