LEONOR DE TOLEDO
Una española en la corte mediciana

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Doña Leonor de Toledo, una joven española que se hizo con el respeto de la corte de los Medicis.




Leonor de Alvarez Toledo y Pimentel-Osorio, la hija del virrey de Nápoles, don Pedro de Toledo y Zúñiga y nieta del segundo duque de Alba, don Fadrique de Alvarez de Toledo y Enríquez. Nace hacia 1522 en la península ibérica, que pudiera ser en Alba de Tormes (Salamanca) el lugar de nacimiento como lo fue el de su padre o en Valladolid en la corte española. Se crió en Nápoles donde su padre gobernaba en nombre del gran emperador Carlos V. Dominaba el español, el francés y el italiano. A la edad de diez años fue trasladada con toda su familia a Nápoles al ser nombrado su padre, virrey de aquellas tierras.



Siendo una jovencita de solo diecisiete años, es casada con el Cosme I de Medicis, duque de Florencia. La estrategia española era casar al duque de Florencia con una española. El Emperador Carlos V necesitaba una alianza con los Medicis para poder tener tropas españolas dentro de los territorios toscanos. Cuando se casó, llegó a una corte llena de intrigas palaciegas y donde reinaba la hostilidad entre los ;Medicis y los florentinos de mayor poder. Se tuvo que emplear a fondo para mejorar las relaciones palaciegas y con el tiempo los toscanos la amaron y la respetaron por su franqueza, tranquilidad y amor al pueblo. Con ella siempre había la corte española que se instaló en Florencia y gracias a Leonor de Toledo, en la iglesia de Santa Maria Novella existe la Capilla Española, que era utilizada por los españoles de su corte. Doña Leonor quiso llevar el esplendor de la corte española y su arte a su nuevo hogar. En 1547 funda la Academia Literaria “Degli Elevatti” en las proximidades del palacio ducal. En 1549, la duquesa de Florencia compró el Palacio Pitti a la familia del banquero Pitti.



De todos los retratos hechos a Leonor, que son muy pocos, en ninguna sale sonriendo pero si reflectaba la tranquilidad, sobriedad, seriedad y melancolía de una mujer de alta cuna de aquella época que vivía lejos de su tierra natal. Una de las cualidades que más destacaban de su personalidad era su profunda admiración por la cultura española, pero también amó la cultura italiana y le agradaba de conocer a famosos pintores y literatos de ambas culturas. Uno de sus pintores favoritos fue Angelo di Cosimo o Bronzino, que le pintó junto a su hijo Juan (Giovanni de Medicis).



Por su parte, su esposo, Cosme I de Medicis era un hombre que no tenía mucho tiempo para prestar a su esposa o familia. Estaba dedicado en cuerpo y alma a sus deberes políticos.



Cosme era un hombre preparado para afrontar con decisión un estado muy poderoso heredado de su padre, Juan “de las Bandas Negras” Medicis y descendiente de Lorenzo “El Magnífico” de Medicis. Fue criado para la guerra y para los asuntos políticos, aún así el poco tiempo que tenía lo dedicaba al arte y al patronato que tenían de mucho tiempo atrás los miembros de su familia. Unido a las fuerzas españolas de Carlos V, Cosme I destacó principalmente en conquistar territorios e impuso un terror que le hizo acreedor de una fama de gran militar. Incluso organizó “la limpieza” de piratería en todo el mediterráneo con el beneplácito del Papa Pío V y del emperador.





En 1537 fue nombrado Duque de Florencia y en 1569 era el Gran Duque de la Toscana. Tras los asesinatos de Alejandro de Medicis por Lorenzino de Medicis, el pueblo florentino le eligió como gobernante. Dominó la política, la economía, las ciencias y las artes de gran parte de Italia y sobre todo de la Toscana. En 1559 ganó las batallas de Siena y Lucca. Se hizo con el poder que con anterioridad las tropas francesas le había arrebatado. En 1561 fundó la Academia Florentina, Galleria dell’Accademia. El nuevo palacio de los Duques de la Toscana, construido entre 1560-1580 “Palacio de los Uffizi” albergó el mayor y más completo museo de arte de su época. Murió en Villa di Castello en 1574.



En 1550 los duques medicis se trasladaron a vivir a Oltrarno- dejando el palacio Vecchio- para alojarse en un lugar que por entonces no estaba muy explotado y donde vivía gente humilde. Doña Leonor deseaba abandonar el centro de Florencia en busca de paz y sosiego. Grácias a su deseo de trasladarse a este lugar, la zona mejoró considerablemente con el paso de los tiempos. Allí se encontraba el palacio Pitti, que era propiedad del banquero Luca Pitti quien lo mandó construir en 1457. Cosme I proyectó con su esposa los que serían los famosos jardines de Boboli en 1549 (un tipo de jardines al estilo como de Versalles).



Como madre, Leonor tuvo nueve hijos, destacando dos duques de la Toscana, Francisco I (1541-87) y Fernándo I de Medicis, ex cardenal (1549-1609) y abuela de Maria, futura reina de Francia. Siempre estuvo muy unida a todos sus hijos y como una madre española se concentró en la educación de cada uno de ellos. Desgraciadamente tuvo que ver morir a cuatro hijos suyos; una hija al poco de nacer; y a tres de sus hijos que murieron con menos de veinte años a causa posiblemente, de la malaria en 1562. Antes de morir, y ya enferma, pidió a su esposo que para mejorar su salud la trasladara a la otra orilla del río Arno que era un lugar muy hermoso y tranquilo. Pero primero se murió su hija Lucrecia en abril, luego fue su venerado hijo Juan, arzobispo-cardenal de Pisa en noviembre y finalmente y a escasos días antes de morir ella, su hijo García. Doña Leonor murió de malaria o de tuberculosis- hoy todavía no se sabe a ciencia cierta- el 18 de diciembre de 1562 a la edad de 40 años. Es muy posible que sus restos descansen en San Lorenzo de Florencia- la iglesia de los Medicis-, donde se halla el opulento mausoleo de los Príncipes construido posteriormente en 1604; que fue mandado construir a Matteo Nigetti, la misma basílica donde Miguel Ángel había trabajado antes y diseñado para la familia Medicis. Al morir ella, su marido se volvió a casar aunque siempre se la conoció en Florencia por la “Amada Esposa Leonor de Cosme I de Medicis”.










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